Pierde, con razón, lo propio quien lo ajeno desea.
Un perro que en un río con un pedazo de carne nadaba,
en el espejo de las aguas vio su reflejo,
y pensando que otro llevaba otra presa,
quitárselo quiso; bien frustrada quedó su codicia,
pues la comida que tenía cayó de su boca
y tampoco pudo alcanzar la que buscaba.
FEDRO
Traducción de Antonio Alvar.
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