Día libre

Yalila, Moraima, Zulema.
Sus nombres suenan como agua derramada en aldeas ardientes
de extrañas geografías. Van frescas y ruidosas
alumbrando el domingo bogotano
como soles inversos. Son las muchachas negras, en bandada,
que han dejado sus cuartos, sus cocinas,
y van a un baile, al cine,
parloteando alegres mientras fuman Pielroja.
Los viandantes las miran
brevemente curiosos,
como a extraños satélites de su blanco planeta,
sin comprender la música sagrada
y montaraz y antigua de sus risas.

PIEDAD BONNET

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