Nadie avisó. Más tarde o más temprano
se supusieron que lo aprendería.
Nadie me dijo: riega a la alegría,
los muertos son terreno de secano.
Todo lo que me importa está lejano.
Si yo hubiera sabido a qué venía
os juro que vivir —yo qué sabía—
no me hubiera ganado por la mano.
Me dijeron vivir a quemarropa:
siglo XX —acordaron—, en Europa,
en Málaga, en enero y en Manolo.
Todo lo dispusieron: hambre y guerra,
España dura, noche y día, tierra
y mares… luego me dejaron solo.
MANUEL ALCÁNTARA
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