Verano del ’92

Tengo frío.
Es el frío de tu ausencia, madre.
Hoy camino sin rumbo
pues ninguna es la calle
en la que al final estarás,
apretando un puñado de sueños en las tardes.
La casa eras tú.
Tu voz, pronunciando con dulzura mi nombre,
o el aroma de un ajo, dorado,
jugando en el aire.
En el aire de aquellos días
que le ofrendabas a la vida
el sencillo gesto de tu ternura.
Tengo frío, madre.
1992 grados bajo cero de tristeza.

MARIO CASACCI

Primer domingo de mayo, Día de la Madre