¡Feliz quien, como Ulises, ha hecho un largo viaje
igual que aquel que conquistó el toisón,
y ha regresado luego, sabio y lleno de experiencia,
para vivir entre su gente el resto de sus días!
¿Cuándo volveré a ver, ay, de mi pequeño pueblo
humear la chimenea, y qué estación será
cuando vea de nuevo el jardín de mi pobre casa,
que es para mí todo un reino, y mucho más aún?
Amo más la morada que erigieron mis abuelos
que de los palacios romanos las soberbias fachadas;
más que el mármol duro amo la arcilla fina,
más mi Loira galo que el latino Tíber,
más mi pequeño Liré que el monte Palatino,
y más que el aire del mar la dulzura angevina.
JOACHIM DU BELLAY
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