Cubridme de flores,
que muero de amores;
porque de su aliento el aire
no lleve el amor sublime,
cubridme;
sea, porque todo es uno,
alientos de amor y olores
de flores;
de azucenas y jazmines
aquí la mortaja espero;
que muero;
si me preguntáis de qué,
respondo en dulces rigores:
de amores.
SOR MARÍA DO CEO
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