A menudo tengo el sueño extraño y penetrante
De una mujer desconocida que amo y que me ama,
Que no es siempre la misma ni es distinta,
Una mujer que me ama y me comprende.
Porque ella me comprende, mi corazón abierto
Para ella sola, ay, despliega su misterio,
Y los cálidos sudores de mi pálida frente
Únicamente ella sabe calmarlos, llorando.
¿Es morena, rubia o pelirroja? Lo ignoro.
¿Su nombre? Yo recuerdo que es sonoro y dulce
Como el de las amantes que la vida destierra.
Su mirada es semejante a la de las estatuas,
Y su voz, lejana, apacible y grave, tiene
La inflexión de las voces queridas que han muerto.
PAUL VERLAINE
Traducción de Manuel Álvarez Ortega
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