Ta Tung

Me enamoré de ti en el restaurante chino de la Plaza Mayor
Ese día bajo los dragones dorados
Tú eras todas las dinastías que ha tenido la Tierra
Tú eras el delta de los ríos y la cascada de los encantamientos
El curry que tiñe de sol el lazo de las servilletas
El día que me enamoré de ti comenzaba el año del gato
Y las nubes maullaban sobre los tejados
Celebrando la lluvia de estrellas y la cosecha de arroz
Demonios, al salir tiraste sin querer el buda de escayola
Y todos los buenos presagios se hicieron añicos
Nena, ya nada ha vuelto a ser como entonces
Cuando sabías a las bolitas de helado Familia Feliz
Y yo te acariciaba con palillos de bambú los brotes de primavera

JUAN CARLOS MESTRE

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Web del autor

Cómo no estás en mis arterias

Si eres flor cómo no estás fija en un tallo
Apenas balanceada por este aliento que abrasa

Si eres paloma cómo zureando no huyes
Cuando se acerca el cazador rojo de furia roja

Si eres vela cómo no te vas ligera
Como las velas que el río se lleva entre sus dedos

Si eres mi sangre cómo no estás en mis venas
Pasando y repasando mi corazón que no duerme

JUAN CUNHA

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Letras de Uruguay

A media voz

Agua, puro elemento…

Agua, puro elemento, dondequiera abandonas
tu mansión subterránea, hierbas verdes y flores
de brillante color y plantas con sus bayas,
surgiendo hacia la vida, adornan tu cortejo;
y en el estío, cuando el sol arde, veloces
insectos resplandecen y, volando, te siguen.
Si falta tu bondad, resuella el bosque, y ciervo
y cierva y cazador con su venablo, juntos
languidecen y caen. No deja de sentirse
en el alma turbada tu benigna influencia;
y tal vez en la entraña marmórea de la tierra,
donde sufren tormento espíritus que lloran
gracia y bondad perdidas, tus murmullos apagan
su angustia y a los tuyos mezclan sus dulces cantos.

WILLIAM WORDSWORTH

Traducción de Marià Manent

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A media voz

Primavera amarilla

¡Abril galán venía, todo
lleno de flores amarillas…
amarillo el arroyo,
amarilla la senda, la colina,
el cementerio de los niños,
el huerto aquel donde el amor vivía!

El sol ungía el mundo de amarillo
con sus luces caídas;
¡oh por los liros áureos,
el agua clara, tibia!,
¡las amarillas mariposas
sobre las rosas amarillas!

Guirnaldas amarillas escalaban
los árboles: el día
era una gracia perfumada de oro
en un dorado despertar de vida…
Entre los huesos de los muertos,
abría Dios sus manos amarillas.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

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A media voz

Fundación

Espacio en CVC

Cuando yo aún soy la vida

La vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.

¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.

FRANCISCO BRINES

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A media voz

Biblioteca de autor

Libros

Ninguno de los libros de este mundo
Te aportará la felicidad,
Pero secretamente te devuelven
A ti mismo.
Allí está todo lo que necesitas,
Sol, luna y estrellas,
Pues la luz que reclamas
Habita en tu interior.

Ese saber que tú tanto buscaste
Por bibliotecas, resplandece
Desde todas las lágrimas,
Puesto que ese libro es tuyo ahora.

HERMANN HESSE

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A media voz

23 de abril, Día Internacional del Libro

El pastorcico

Un pastorcico solo está penado
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora firme el pensamiento,
y el pecho del amor muy lastimado.

No llora por haberle amor llagado,
que no se pena en verse así afligido,
aunque en el corazón está herido,
mas llora por pensar que está olvidado.

Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.

Y dice el pastorcico: «¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia,
y no quiere gozar la mi presencia,
y el pecho por su amor muy lastimado!»

Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado, asido de ellos,
el pecho del amor muy lastimado.

SAN JUAN DE LA CRUZ

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A media voz

Biblioteca de autor

Poesías

Oración en Getsemaní

Los olivos nunca crecen con decidido afán
de cielo, irguiéndose rectos y sin dudas.

Los olivos se retuercen nudosos y ásperos
como gente atormentada.

Entre ellos viniste a recogerte como una grave montaña.

Ranas y pájaros te ven de rodillas y desolado
y luego vuelven a sus asuntos:
las ranas tras los insectos
y los pájaros a cantar su celo: esa es la soledad,
cuando todo está desacordado de uno.

¿Percibes, ahora, Señor, lo que el enfermo que despierta
de madrugada
y siente que la soledad le entristece cada órgano,
y la noche y su pesar
le parecen más vastos que Dios?

Entre los olivos. Tú eres el destinatario
de tus propias bienaventuranzas,
pobre de espíritu, hambriento, lloroso, sediento
de justicia y con el rumor de una persecución.

Tal vez nunca has estado más cerca del Padre.

Ya estás en el Padre.

La muerte que se acerca
será sólo una sangrienta anécdota.

JOSÉ WATANABE

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A media voz

Ciudad

Un llanto
un llanto de mujer
interminable,
sosegado,
casi tranquilo.
En la noche, un llanto de mujer me ha despertado.
Primero un ruido de cerradura,
después unos pies que vacilan
y luego, de pronto, el llanto.
Suspiros intermitentes
como caídos de un agua interior,
densa,
imperiosa,
inagotable,
como esclusa que acumula y libera sus aguas
o como hélice secreta
que detiene y reanuda su trabajo
trasegando el blanco tiempo de la noche.
Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto,
hasta los solares donde se amontonan las basuras,
bajo las cúpulas de los hospitales,
sobre las terrazas del verano,
en las discretas celdas de la prostitución,
en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas,
con el tibio vaho de ciertas cocinas militares,
en las medallas que reposan en joyeros de teca,
un llanto de mujer que ha llorado largamente
en el cuarto vecino,
por todos los que cavan su tumba en el sueño,
por los que vigilan la mina del tiempo,
por mí que lo escucho
sin conocer otra cosa
que su frágil rodar por la intemperie
persiguiendo las calladas arenas del alba.

ÁLVARO MUTIS

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A media voz

Centro Virtual Cervantes

Web oficial

Ondas del mar de Vigo…

Ondas del mar de Vigo,
¿habéis visto a mi amigo?
¡Ay Dios!, ¿si vendrá en seguida?

Ondas del mar alzado,
¿habéis visto a mi amado?
¡Ay Dios!, ¿si vendrá en seguida?

¿Habéis visto a mi amigo,
por quien tanto suspiro?
¡Ay Dios!, ¿si vendrá en seguida?

¿Habéis visto a mi amado,
por quien tengo cuidado?
¡Ay Dios!, ¿si vendrá en seguida?

MARTÍN CÓDAX

Traducción de Miguel Requena

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Wikipedia: cantigas de amigo

Wikipedia: Martín Codax

Otro poema de amor

Qué dicha no ser Basho, en cuya voz
florecían tan leves los ciruelos,
ni ser Beethoven con su borrasca en la frente
ni Tomás Moro en el taller de Holbein.
Qué dicha no tener
un bungalow en Denver (Colorado)
ni estar mirando desde el Fitz Roy el silencio
mineral de la tarde patagónica
ni oler la bajamar de Saint-Malo

y estar aquí contigo, respirándote, viendo
la lámpara del techo reflejada en tus ojos.

MIGUEL D’ORS

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A media voz

Cuentan de un sabio que un día…

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
-¿Habrá otro -entre sí decía-
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hierbas que él arrojó.

PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

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Biblioteca de autor

Centro Virtual Cervantes

Última voluntad

El día que yo me muera
que no se orgarnice un drama
ni se monte una tragedia.

A la tarde de la vida
me examinarán de amor
los hechos y la poesía

y aprobaré, así que nada
de agrias desesperaciones
ni de lutos ni de lágrimas.

Que den mi cuerpo a la tierra,
una oración a los Cielos
y mi escasa hacienda a Hacienda.

Si un concejal de Cultura
me editara un libro, vale,
más vale tarde que nunca.

Y puestos a dar la lata,
yo quisiera de epitafio
este canto de esperanza:

«Esperanza, compañeros,
las almas viven y encima
resucitarán los cuerpos».

ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

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Blog del autor

César

Aquí, lo que dejaron los puñales.
Aquí esa pobre cosa, un hombre muerto
que se llamaba César. Le han abierto
cráteres en la carne los metales.
Aquí la atroz, aquí la detenida
máquina usada ayer para la gloria,
para escribir y ejecutar la historia
y para el goce pleno de la vida.
Aquí también el otro, aquel prudente
emperador que declinó laureles,
que comandó batallas y bajeles
y que rigió el oriente y el poniente.
Aquí también el otro, el venidero
cuya gran sombra será el orbe entero.

JORGE LUIS BORGES

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A media voz

Literatura argentina contemporánea

Escrito está en mi alma vuestro gesto…

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo:
vos sola lo escribistes; yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;

cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

GARCILASO DE LA VEGA

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A media voz

Quinto centenario

Web sobre el autor

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

JAIME GIL DE BIEDMA

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A media voz

Poema de adiós

Tu adiós sonó como un disparo
que dispersa palomas por un cielo sin nadie.
Tus palabras tenían un sabor de llovizna
que mis labios conocen, y es amargo y remoto.
Sé que hacerse mayor es irse despidiendo
de todos los paisajes como quien va en un tren.
Decir adiós, adiós… me pregunto esta noche
qué rara bienvenida nos espera
cuando se abra la puerta que el poema entreabre,
cuando no quede nadie a quien decir adiós.

JESÚS BEADES

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Blog del autor

Jaque mate

¿Qué luto esconde esta paz de tablero?
¡Silencio:
El rey ha muerto!
Perdió
su reina,
dama de ojos tristes.
Ay,
vendió
sus hipocampos de marfil y sueño.
Parapetado
tras las torres del tiempo esperaba
el peón de las viñas ciego de ira,
enfermo de envidia y resentimiento.

Un pequeño cadáver de madera
desata el estupor de un ejército.

¡Silencio!
El rey ha muerto.

EXCILIA SALDAÑA

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Cuba literaria

El juego

Quien va contra las reglas del juego
deja de disfrutar de la protección del juego

Preguntar quién ha establecido las reglas del juego
va contra las reglas

Preguntar quién cambia de vez en cuando las reglas del juego
va contra las reglas

Preguntar de qué va el juego
va contra las reglas

Preguntar qué está en juego
va contra las reglas

Preguntar hasta dónde llegará el juego
va contra las reglas

Preguntar cómo puede uno dejar el juego
va contra las reglas

No tomarse el juego en serio
va contra las reglas

Oponerse al juego
es la muerte

ERICH FRIED

Traducción de Jorge Riechmann

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Eres feliz

Eres feliz. Saber no quieras
lo que brilla en los ojos humanos.
Sonríe tú como mañana fresca,
como tarde colmada en su ocaso.

Porque eres eso, sí: la tarde pura
en que a veces yo mojo mis manos,
en que a veces yo hundo mi rostro.
¡La tarde pura en su placer dorado!

La savia dulce de la primavera,
toda la luz de la tarde en un cántico,
sube entonces feliz y presurosa
desde tu corazón hasta mis labios.

CARLOS BOUSOÑO

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A media voz

Palabra de guerrillero

Porque mi Patria es hermosa
como una espada en el aire
y más grande ahora y aún
y más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores
hemos cerrado el paso
con gruesas lágrimas
de acero.
El cielo es nuestro.
Nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
son nuestros
y para siempre nos
pertenecen
el mar,
las montañas
y los pájaros.

JAVIER HERAUD

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Literatura peruana

Cariño y sustento

Como mañana
cumpliré 420 en años caninos,
he decidido llevarme a mí mismo
a un largo paseo por el camino que rodea el lago,

y cuando vuelva a casa,
saltaré sobre mi pecho
y lameré mi nariz, mis orejas y párpados
mientras me digo a mí mismo una y otra vez que me baje.

Luego rellenaré mi comedero
con agua fría del grifo
y me agenciaré una galleta del tarro
que sujetaré con sumo cuidado entre los dientes.

Entonces haré tres círculos
y me tumbaré en el parqué junto a mis pies
y cerraré los ojos
mientras escribo a máquina toda la mañana y entrada la tarde,

mirando de vez en cuando
para asegurarme de que estoy allí todavía,
estirando una mano hacia abajo
para acariciar mi venerable, estimada y peluda cabeza.

BILLY COLLINS

Traducción de Juan José Almagro

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Esta célica sirena…

Esta célica sirena en sus hermosas crines
rayos tiene que hacen rubio al sol:
en los ojos el fuego en que arder suele
el puro anhelo de espíritus divinos.

En las mejillas el vivo color fino
que enciende a la rosa y las violetas;
en su voz el angélico sonido
que sale entre rubíes y las perlas.

En el relámpago benigno de su risa
y en el mirar callado aquel amor
que del cielo se prueba en paraíso.

Medido de deseo tiene el pecho,
milagros naturales en el rostro
y cuanto de gentil guarda el intelecto.

PIETRO ARETINO

Traducción de Luis Antonio de Villena

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